sábado, 30 de mayo de 2015

Los hijoputas de la Rottenmeyer

¡Cabrones!

Y dicho esto, entremos en harina.

Para los que no vinisteis ayer (y que os agradezco en el alma) os explico:

Fue una encerrona en toda regla. El jueves Maribel me pidió que diera una charla de diez o quince minutos sobre el blog que estáis leyendo, pero no me explicó la segunda parte:

Los demás debían asumir el rol de "malos" y reventarme, en la medida de lo posible la explicación.

Todo comenzó normal, aunque con un par de preguntas "impertinentes" por parte de Ángel, pero como el personaje y yo nos llevamos trollmente bien, pues pensé que era el vacile normal para estos asuntos... qué equivocado estaba.

Al momento, Silverio se unió a la fiesta, pero el que escribe seguía en el convencimiento de que era una tomadura de pelo sin más, mientras detrás de ellos Maribel parecía tomar notas. 

Ahora bien, cuando Juan Luis lanzó la cuarta pregunta estúpida, sobre si un blog público lo era porque estaba subvencionado, ahí se me disparó el flash de que algo raro pasaba.

Según Maribel, se me cambió la cara (y lo reconozco). Por dentro pensé, mirando a Juan Luis: "¿Tú eres tonto?", ¡pero si tú has hecho el trabajo sobre el blog!



"Entre mientras", Borja estaba a su rollo, Pilar y Jorge parecía que estaban "pelando la pava" en el
rincón de detrás, Juani se escamondaba de risa, Sofía ni respiraba y delante, Lucía y Laura (las mellizas), ni las oía, pero parece ser que estaban rajando por lo bajini. Almudena... en su papel. Tengo que reconocer que lo bordó.

Algo pasaba y la pista me la había dado juan Luis, pero ni por asomo calibraba yo la magnitud de la encerrona. Yo, a lo mío, pie firme, aguantando la granizada de artillería con la mejor compostura posible, mientras allí detrás la "Rottenmeyer" iba del ordenador de Sofía al de Juani sin decir esta boca es mía.

Y al final, cuando Maribel dio por finalizado el asunto, descubriendo el pastel, tengo que reconocer que me picó un poco, pero sólo un poco.

Uno es, a su modo, deportista (arquero federado) y hay que tomarse las cosas con espíritu Olímpico. Cuando la competición termina, todos tan amigos y aquí no ha pasado nada... todavía.